Con sólo 20 años de edad, Galileo fue a una gran catedral y notó que el balanceo de las lámparas en lo alto tardaba exactamente el mismo tiempo en balancearse para todas ellas, aunque la distancia del balanceo se acortaba de forma progresiva. Este principio del péndulo hizo a Galileo famoso y se utilizó finalmente para regular los relojes. La ley dice que un péndulo tardará siempre el mismo tiempo en terminar un balanceo puesto que siempre hay la misma cantidad de energía cinética en el péndulo, simplemente se transfiere de una dirección a la otra.
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